viernes, 19 de noviembre de 2010

EL PENSAMIENTO ECOLOGICO

Me encanta aprender cosas nuevas y a la vez compartirlas. Durante la ultima certificación de coaching me familiarice con  la frase “la ecología del pensamiento ” o mas directo aún “el pensamiento ecológico”
Ya a muchos nos queda mas que claro (falta continuar con las acciones para reafirmarlo ) que el ser feliz y disfrutar de ese camino que recorremos para llegar a una meta, tiene mucho que ver, entre otras cosas, con el buen manejo de nuestras emociones.  Ok, ahora le complemento a esto que bajo la persepectiva de la Programación Neurolinguística (PNL), esto se le retribuye entre varias acciones que estemos determinados a realizar, a que durante ese caminar  nos permitamos manejar pensamientos ecológicos. 

Con esto no queremos decir que lo que pensemos tiene que tener un color verde… no!  En PNL la ecología tiene un valor diferente al que estamos acostumbrados. Cuando hablamos de ecología nos referimos a nuestras propias acciones y a la forma en que influyen en nuestro entorno, de forma potencialmente favorable.  Todo lo que decimos, opinamos o hacemos influye primeramente en nosotros mismos, así como en el ámbito en que vivimos y en las personas con quienes nos relacionamos. Podemos crear reacciones positivas o negativas a través de nuestros pensamientos, ya que al llevarlos a la acción, podrán desencadenar en un efecto dominó favorable o desfavorable, dependiendo del origen de dicho pensamiento .

Hay conductas que se consideran negativas, como por ejemplo, reaccionar de forma iracunda, conducir a alta velocidad, ingerir drogas o el exceso de alcohol, porque además de ser nocivas para la persona, puede también afectar a otros.

Otras conductas pueden ser consideradas inofensivas y hasta convenientes en cierto contexto, como por ejemplo hacer deportes. Una persona que desee analizar esta acción desde el pensamiento ecológico podrá decir: es bueno para mi estado físico y mental. Pero si lo hago en un horario en el que debo atender a mis hijos o a mi trabajo, estoy haciendo algo bueno para mi, pero estoy afectando a quienes me rodean o dependen de mi. Para que sea ecológico, puedo decidir ir al gimnasio o ir al parque a hacer ejercicios cambiando el horario para que no afecte a nadie de mi entorno.

Nuestros pensamientos están formados por palabras. Si las palabras que utilizamos al construir nuestros pensamientos son negativas, nos hacemos daño y podemos hacer daño a otros Es una costumbre  decirnos frases negativas tales como “ No sirvo para nada...”, “Soy un verdadero desastre o soy una cagada (a lo panameño)...”, “No voy a poder hacer tal cosa...”, “Todos los hombre /mujeres son iguales”, “Fulanito me saludó de mala gana. Debe tener algo en contra mía...”,  etc., y lo peor es que ni siquiera nos damos cuenta de que lo hacemos… estamos taladrando frases destructivas y almacenándolas en nuestro inconsciente, tornándolas parte de nuestro ser como una creencia que nos limita.



Las palabras tienen una reacción bioquímica en el cuerpo y nos afectan todo el tiempo. Lo que declaramos lo llevamos a la realidad, afectando  y desgastando  nuestro sistema nervioso, y por otro lado, provocando una baja de nuestro sistema inmunológico, quedando más expuestos a experimentar malestares y a contraer enfermedades tanto físicas y psico-somáticas. La ecología que más se debe cuidar es la ecología con uno mismo. Si me repito una y otra vez algo negativo terminaré por creerlo, y actuaré en consecuencia, perjudicándome continuamente.

Lo primero que debemos aprender es a mejorar nuestro diálogo interno. Los pensamientos son rutas mentales que hemos construido a lo largo de nuestra vida. Independientemente que sean buenos o malos, los repetimos hasta hacerlo en forma inconsciente, y algunas de esas rutas nos causan daño y nos perjudican. Todos tenemos la posibilidad de crear nuevas rutas mentales, y el primer paso es identificar las que me hacen daño, y que con ellas hago daño a los demás.

En definitiva se trata de entender que podemos “programarnos o reprogramarnos” para controlar nuestros pensamientos. Le daremos opción a la mente para escoger otros caminos y dejaremos de viajar por aquellos que no nos funcionan. Podremos elegir, realizando una de las mayores acciones que tiene el ser humano… el poder de decidir por su propio bienestar.